...Lo lamento, pero yo no quiero ser un emperador, ése no es mi negocio, no quiero gobernar o conquistar a alguien. Me gustaría ayudar a todos si fuera posible: a los judíos y a los gentiles, a los negros y a los blancos. Todos deberíamos querer ayudarnos, así son los seres humanos. Queremos vivir con la felicidad del otro, no con su angustia. No queremos odiarnos y despreciarnos. En este mundo hay sitio para todos, y la tierra es rica y puede proveer a todos. El camino de la vida podría ser libre y hermoso...»
…Con gran orgullo ostenta el título del Gran Dictador del cine clásico… Mordaz y constante crítico social inteligentemente enmascarado tras un disfraz de sutil ironía y refinado humor… humor… humor…HUMOR… porque como bien afirmaba constantemente:
“A fin de cuentas, todo es un chiste ¿no?”
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