sábado, 14 de febrero de 2015

Agárrate fuerte cuando las paredes se inunden. Que las tormentas siguen sin hablar el idioma de las mareas. Abre las ventanas y apaga la luz. Apresúrate para sobrevivir al aguacero. Abraza el salvavidas y cierra con llave. Respira al abrigo y deja que las piedras te cuenten mañana si temporal y calma firmaron su tregua. 
Mejor sálvate tú que yo siempre he sido más de ahogarme en ti. 

G. 

jueves, 12 de septiembre de 2013

Con el corazón en la mano y las cartas sobre la mesa. A punto de malgastar la última trampa entre mis piernas y apostarlo todo a tus rojos. A mitad de latido. A final de partida. Doblaría encantada la cantidad para que volvieras a jugarme cada noche. Y a ganarme hasta reventar al azar de envidia. 
Qué adictivo resulta idearte entre escaleras, amor.

G. 

martes, 28 de mayo de 2013


Que las musas no se marchan. Solo duermen cuando creen no volar. Se esconden entre impacientes silencios y párpados vacíos,  para descansar de la mirada de indiscretos.  Se desvanecen en el sillón con astucia calculadora.  
Y te quedan ahí, esperando entre cojines, disimulando necesidad. Tan fácil era como acompañarlas en su letargo para que vuelvan a bailar de tu mano.  Para que en la inspiración seas de nuevo. Para que te acaricien los sueños y te besen las madrugadas.
Descuenta los días impares que no nos hemos citado. Ni recitado. Que la felicidad es un té contigo.

G. 

domingo, 24 de marzo de 2013


Ahí. En la tercera letra del abecedario. En las primeras filas. Y en las últimas. En la espuma de un café de terraza. En los asientos de un vagón vacío. En el azúcar. En el caos. En el rastro de corazones amarillos que, inconsciente, dejas a tu paso. 
Tú, consonante, inspiras a mis perdidas vocales el camino de vuelta que nunca sigo. Tú, esculpida a golpe de palabra. Que ganas tengo de ojearte de nuevo.  

G.