martes, 28 de mayo de 2013


Que las musas no se marchan. Solo duermen cuando creen no volar. Se esconden entre impacientes silencios y párpados vacíos,  para descansar de la mirada de indiscretos.  Se desvanecen en el sillón con astucia calculadora.  
Y te quedan ahí, esperando entre cojines, disimulando necesidad. Tan fácil era como acompañarlas en su letargo para que vuelvan a bailar de tu mano.  Para que en la inspiración seas de nuevo. Para que te acaricien los sueños y te besen las madrugadas.
Descuenta los días impares que no nos hemos citado. Ni recitado. Que la felicidad es un té contigo.

G. 

3 comentarios:

  1. Que fácil resulta a veces ser feliz ¿No?

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  2. Más fácil de lo que solemos pensar. Fíjate, yo soy feliz cuando me lees.

    G.

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  3. No puedo explicar porque (con mucha precision) pero inevitablemente al terminar de leer este hermoso texto, senti la necesidad de relacionarlo con cascabeles. Cascabeles ruidosos y en silencio. Como cuando escribes algo con más que sentimientos y sabes que eres feliz.
    No hagas mucho caso a mis incoherencias.
    Un beso.

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