Aún quedan demasiadas. Frías. Glaciales. Ausentes.
Diluvian escarchadas, empapando el incendio. Se quedan entre los dedos y mi
lengua. Y congelan la estancia y la ausencia.
Importuna las rendijas como esos madrugadores rayos de los que tanto presume el día. Sortea las vanidades y las presunciones. Refúgiame del alud. Invítame a
escribir. Deslúmbrame a contraluz. Quítame este invierno. Allí afuera tal vez resplandezca,
pero aquí dentro no para de llover.
G.
Como petarlo en 71 palabras.
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