martes, 16 de octubre de 2012


Aún quedan demasiadas. Frías. Glaciales. Ausentes. Diluvian escarchadas, empapando el incendio. Se quedan entre los dedos y mi lengua. Y congelan la estancia y la ausencia.
Importuna las rendijas como esos madrugadores rayos de los que tanto presume el día. Sortea las vanidades y las presunciones. Refúgiame del alud. Invítame a escribir. Deslúmbrame a contraluz. Quítame este invierno. Allí afuera tal vez resplandezca, pero aquí dentro no para de llover.

G. 

1 comentario: