Ahí estabas. En un rincón, entre
retazos de canciones a media voz. Entre tímidos rasgueos y cajones abiertos sin
permiso. Entre bostezos eternos y aquella fotografía que nunca nos hicimos. Entre
un par de pendientes y un cinturón. Entre mis sueños y mis ganas. Entre vueltas
y más vueltas.
Estabas ahí. Nunca te fuiste.
G.
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