Tenía esa indefinible belleza que
resulta de la alegría, del entusiasmo, del éxito, y que no es más que la
armonía del temperamento con las circunstancias. Sus deseos, sus pesares, la
experiencia del placer y las ilusiones siempre jóvenes, como las flores al
abono, la lluvia, el viento y el sol, la habían gradualmente desarrollado, y se
mostraba al fin, en toda plenitud de su naturaleza.
"Madame Bovary" - Gustave Flaubert.
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