lunes, 4 de junio de 2012


Tenía esa indefinible belleza que resulta de la alegría, del entusiasmo, del éxito, y que no es más que la armonía del temperamento con las circunstancias. Sus deseos, sus pesares, la experiencia del placer y las ilusiones siempre jóvenes, como las flores al abono, la lluvia, el viento y el sol, la habían gradualmente desarrollado, y se mostraba al fin, en toda plenitud de su naturaleza.

"Madame Bovary" - Gustave Flaubert.

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