Dime, ¿Habrás sido tan solo fantasía,
fruto del desvelo? ¿Un dulce testigo de la inopia que me absorbe? ¿O tal vez una astuta visión erigida por mi insomne percepción?
Vestigios de una inquietud de
madrugada resuenan entrecortados entre los pedazos de mi fugaz partida. Y ahí puedo
tocarte. Y abrazar tus temores. Y morder tus ambiciones. Pareces tan real. Tan visible.
Me desconcierta, no obstante que,
tras el eclipse, te evapores sin avisar siquiera. Te disipes, carente de
explicación, en forma de vago recuerdo que, como los otros tantos acaban
acumulados en la incertidumbre de lo acontecido. Rastreo con avidez la
impaciencia de confirmar cualquier evidencia palpable.
¿Es real? Dime.
Házmelo saber, porque si es así, ahí
tienes. Mi reino por un mundo de efímeros reencuentros. En bucle.
G.
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