El azar. La suerte. La remota casualidad. Creer
en la casualidad es como creer en la nada. Nihilismo absoluto. Debería ser considerado como un innegable
acto de cobardía. No es más que un vocablo creado por el ser humano para evadir
cualquier situación que se escapa de toda posibilidad de raciocinio natural. El rodeo ante un camino que se nos antoja infinito. La excusa perfecta para
algo que se aleja de nuestra comprensión. Ante la incapacidad de averiguar un futuro que se nos antoja lejano, decidimos afrontar la duda dejándola en manos de
una palabra. Así, nos despojamos del peso que entraña mantener a cuestas tal
compromiso. El quizá. El tal vez. Posiblemente sea más cómodo vivir así, pero no
por ello más íntegro.
G.
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