Aún huelo a café caliente, derramado en cafeterías con nombre
de persona. Y respiro aquel atardecer abandonado a la somnolencia de una
oscuridad advertida. Y verifico cada paso que me abandonaba a una frondosa paz,
entre hierba y rocío. Y replico hasta la
saciedad la banda sonora que compartía nuestras noches de tormenta. Y que comparte.
Así me gusta. Que prometas que no volveremos a perder el tiempo.
Así me gusta. Que prometas que no volveremos a perder el tiempo.
G.
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