miércoles, 14 de septiembre de 2011

DIA 7.



Algo ha cambiado para siempre…

Resuena ese estribillo en mi cabeza una y otra vez. Camino hacia el metro. Ya es hora de volver.

Como si de una autómata se tratara, me dispongo a canjear el billete de vuelta. Aún no doy crédito a lo que acabo de presenciar esta noche. Una hospitalaria joven se aventura en mi ayuda y amablemente me acompaña a la par que me ofrece una grata conversación. Me despido con un papel en el bolsillo y la promesa de un café.

Luna llena. Sol. Mi primer concierto en la capital.

-¿Perdona, esta es la cola para ver a Tulsa?- Unas primeras palabras que desembocan en una inesperada pero muy agradable compañía, unas cervezas, acústicas risas y resonantes melodías. Palabras que dieron pie a acrecentar unas expectativas de lo que ya auguraba ser una noche fuera de lo común.

Un tenue giro de cabeza y no puede ser. Vuelvo a observar. Es imposible. Sí, es ella. Lourdes Hernández. Russian Red. Junto a mí. A mi lado. Como un fanático más. Dulzura y desenfada cortesía se entremezclan en una atractiva perfección.

Algo ha cambiado para siempre… Y tanto que ha cambiado.

Tulsa. Gracias por regalar tanta melódica belleza.

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