jueves, 7 de julio de 2011


Siempre es triste dejar a alguien atrás. Crónica e incurable es la enfermedad del sentimiento. Vacío. Vano. Desierto queda el corazón.

Sin embargo, aunque irremediable, existe un método para paliar minúsculamente los asfixiantes síntomas: Tomar conciencia. Convivir con ello. Aceptar que a medida que tus intereses se forjen, aquellos que afortunadamente consiguieron sellar una impronta imborrable en tu personal memoria, irreparablemente, tarde o temprano bifurcarán su destino.

Si bien es cierto, este experimental tratamiento no calmará el dolor por completo, tan sólo aliviará los primeros indicios y sosegará algunas banales lágrimas.

No obstante, ahondará en lo más profundo de la mente para rescatar todos aquellos recuerdos y hacerlos aflorar hasta que toda esa angustia que te invade se desvanezca por segundos, hasta que una irreverente sonrisa conquiste y disloque por completo tus facciones, hasta que tus sentidos se colapsen al perpetuar inmejorables tiempos, hasta que adviertas lo dichoso que debes sentirte al haber tenido a alguien a quién poder dejar atrás.

G.

2 comentarios:

  1. Obtener lo bello de lo más triste es digno de admirar. Sobre todo, por el hecho de "sentirse dichoso por haber tenido a alguien a quién poder dejar atrás."

    Así al menos, podemos calmarnos al pensar que no se nos olvidó vivir y sentirnos fuertes para pasar página.

    Y quedarte ahí tranquilo, con una ligera sonrisa al atardecer...

    ResponderEliminar