domingo, 21 de marzo de 2010

19.



19…Bajo una tenue pero más que suficiente luz, mi hasta ahora distraída mirada decide desviar su atención hacia el espejo que adorna mi blanquecina pared… Un acuciante cansancio no duda en manifestarse en mis ya ojerosas y agotadas facciones, sin embargo, para mi sorpresa, no puedo dormir… Resignada ante el inducido sonambulismo emocional del que soy prisionera por momentos, me dispongo a continuar mi escritura hasta caer bajo el apacible regazo de mi fiel aliado Morfeo…

Dispuesta ya a soldar por fin mi débil cuerpo entre las apacibles sábanas, recapitulo un día que apenas me cuesta hacer esfuerzo recordar.

Silencio…Un efímero a la par que gratificante traqueteo de carcajadas, gritos, abrazos y alguna que otra huidiza lágrima se convierten en testigos indiscutibles…Ahora silencio… Sin embargo, una profunda emoción estrechamente ligada al asombro que produce lo inesperado, hacen de él un gratificante silencio.

Camino de nuevo hacia esa absorbente rutina que me embauca hacia sus inexorables fauces de monotonía y hastío… No obstante, me dirijo con soberbia predisposición, porque sé que no viajaré sola.

No estaría de más hacer una lista de agradecimiento enumerando a la innumerable tanda de personas que contribuyeron en mayor o menor medida a que mi ya candente grado de felicidad se viese aumentado por momentos, pero tras considerarlo reflexivamente he llegado a una conclusión: no la haré, pues todas aquellos que lean estas ridículas líneas y sientan que fueron partícipes de tal hazaña; todos aquellos que se den por aludidos, se incluirán en ella inmediatamente.

A todos ellos, Muchas gracias.
Buenas noches.
Gema.

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